jueves, 17 de noviembre de 2011

PELEAS CLANDESTINAS DE PERROS

Las peleas de perros son una práctica ilegal que se realizan de forma encubierta en muchas ciudades.
Estas peleas suelen ser organizadas por gente sin escrúpulos, desequilibrados mentales y por gente muy acomplejada, que necesita sentirse "grande" de alguna manera y no les importa sacrificar sus perros en el intento e, incluso, adiestrar a sus animales para la lucha, sabiendo que van a morir en ella.





Estos perros se convierten en animales agresivos, imprevisibles, inestables, desequilibrados, con los nervios a flor de piel. En ocasiones, incluso, acaban volviéndose contra sus propios dueños.
Las "técnicas" de adiestramiento son de lo más cruel y abusivas: dejar a los animales horas colgados de una cuerda por sus propios dientes para fortalecer la mandíbula, hacerles correr en una cinta andadora horas y horas para desarrollar su musculatura, descargas eléctricas en el ano para desatar su agresividad antes de los entrenamientos y peleas, etc.


Sin alimento, a oscuras, golpeados y drogados, los perros comienzan a ser entrenados a los tres meses de vida, alcanzando la madurez para la pelea a los dos años.


El proceso degenerativo es duro. El perro, generalmente de conducta noble, es maltratado para que odie al mundo. Se les adiestra para matar comenzando a atacar los puntos débiles del rival: las patas y el hocico. "Es habitual que para el entrenamiento se les ate a un coche y se les obligue a correr con el fin de que fortalezcan las piernas; se les hace la noria, consistente en perseguir un cacho de carne que gira en círculo; o la goma, método con el que el perro salta y se queda en vilo, mordiendo un objeto y girando sobre sí mismo en el aire para reforzar la mandíbula".










Para fomentar el instinto asesino, los entrenadores utilizan cachorros, gatos y otros animales pequeños como carnada. Estos animales pequeños son inmovilizados, y los perros que, anteriormente fueron castigados y privados de alimento, los matan.
Los amos del animal suelen rociar con productos tóxicos a su perro para que el rival merme su potencial al mezclar el compuesto químico con la saliva. Esta conocida trampa ha hecho que los perros sean lavados antes de las peleas como medida de precaución. Los más listos embadurnan de vaselina al cánido para que el agua no haga ningún efecto.
Mientras un perro es preparado para su antinatural pelea, su propietario explica otra de las torturas que forman parte de la breve vida de su yacimiento de dinero. "Lo mejor es hacerles pasar mucha sed y no darles agua, así sangran menos cuando los enganchan". Si su can no es despedazado, sus heridas, como navajazos humanos, serán cosidas en vivo.
Todos estos animales por sus dueños para la lucha acaban por convertirse en máquinas de matar, por culpa de los imbéciles degenerados que les entrenan para ello.




                                                                     


El lugar es al aire libre y al centro de la arena se coloca una alfombra para que los perros no se deslizaran.
Alrededor se coloca una malla metálica de un metro y medio de altura sostenida por varios barras de hierro. Esta sirve para evitar que los animales ataquen al público, quienes se sientan en tres filas de sillas metálicas colocadas alrededor del "ring".
Las peleas
Los dueños sostienen a los perros con gruesas cadenas y con bozales. Y orgullosos argumentan que estos perros por naturaleza son agresivos.
El lugar es invadido por olor a carne asada y cerveza.
Una par de minutos después del anuncio, dos perros con sus amos y un árbitro entran a la arena.


Al final de la velada hubo una pelea improvisada, desigual y por honor, entre una pequeña perra llamada "Dilona" y el campeón de la noche "Fiera".
El público y los organizadores trataron de disuadir al amo de la perra, quien pagó la apuesta base y no hizo caso.
Desde el inicio, el resultado era obvio. La perra aullaba, mientras "Fiera" la mordía y la lanzaba de un lado a otro como un trapo.
A pesar de la indignación del público, el dueño sólo gritaba "es mi animal... ahí que lo maten".
La perra ensangrentada sólo gemía. Hasta que su sangre se mezcló con su estiércol... los separaron.
Por si esto fuera poco, la desaparición de un perro y su posterior devolución, después de dos semanas, con importantes heridas y desgarros probablemente causadas por otro can, se esta haciendo muy frecuente.
Sobre este tipo de hechos "altamente sospechosos'' se han formulado desde la Protectora hipótesis diversas, entre las que cobra fuerza la de que los perros secuestrados se empleen en entrenamientos de los canes de pelea o incluso directamente en las luchas.
      También, hace escasamente dos meses, el ayuntamiento de la ciudad de Querétaro, investigó las peleas ilegales con animales de la perrera, que previamente habían sido sustraídos de la misma.
Una persona que logró ingresar en el secreto mundo de los perros de pelea aprendió como se crían y se entrenan a estos animales convertidos en máquinas de matar. La inversión promedio para conseguir un perro de pelea es de unos 50 mil pesos.
El trabajo periodístico realizado en la Capital y en provincia dejó al descubierto a señores de la alta sociedad que rinden culto a la violencia y a la muerte, exaltando la ferocidad de ciertas razas. Esta organización se valía incluso de oficiales de la policía y jueces que conocían y toleraban estas prácticas.

En otras importantes plazas, a las que sólo se accede con invitación, las apuestas en estas brutales peleas clandestinas pueden trepar hasta los tres mil dólares.

DOCUMENTAL DE PELEAS



NO A LAS PELEAS





Se enfrentan "Titán" y "Fiera", los favoritos de la noche y los más conocidos. La apuesta base inició con 3000 dólares.
Los perros fueron colocados frente a frente, sin bozal. Sus dueños los sujetaban del cuello.
El árbitro se armó de dos palos de unos 30 centímetros, los cuales le servirían para protegerse de cualquier ataque.
De pronto el árbitro gritó "peleen" y los perros se lanzan uno contra otro.
Entre gruñidos, se clavaban los colmillos en cualquier parte. Ambos se buscaban el cuello.
El público gritaba, al igual que los dueños que animaban a sus animales para que aumentaran la ferocidad de sus ataques.
Fueron colocados nuevamente en posición de combate, pero "Titán" no atacó, dio su lomo y se echó. "Fiera" ganó.
Luego de seis peleas, el olor a carne asada había desaparecido, la sangre dominaba, pero a nadie parecía importarle.
Entre gruñidos, se clavaban los colmillos en cualquier parte. Ambos se buscaban el cuello.


Unos 20 minutos después, la sangre comenzó a brotar de las heridas. "Titán" se veía cansado y ya casi no atacaba. El árbitro decidió separarlos.
Fueron colocados nuevamente en posición de combate, pero "Titán" no atacó, dio su lomo y se echó. "Fiera" ganó.

1 comentario:

  1. esta muy bien tu blog,el tema que aportaste me gusto mucho esto sirve para que nos enseñemos a cuidar a los animales y no usarlos como maquinas de matar

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